Adéntrate en el bosque
Tú eres una importante parte del Misterio de la Realidad.
Arte del artículo de Sister Heba el-Haddad
La verdadera pregunta es: ¿cómo nos conocemos a nosotros mismos? No puedes conocerte a ti mismo directamente, debes trabajar progresivamente hacia ese conocimiento de forma indirecta, porque miras con los ojos del observador que quieres descubrir. Por ello es necesario reconocer las acciones e inferir a través de ellas los valores y objetivos del “yo” que pretendes conocer.
Quizás el mayor valor o quizás habilidad que debes empuñar es la paciencia. La Consciencia es el mayor misterio al que nos hayamos enfrentado; la cosmología, la biología, la física cuántica, las leyes de la termodinámica son bagatelas, son sobras de un banquete al que has asistido, pero no recuerdas… y tú, mi apreciado lector, eres un “comensal” muy especial de dicho Misterio.
Ante todo, ¡Paciencia!
Si fueras a entrenar un cachorro, no pretenderías que a la primera lo tendrías haciendo lo que quieres. Paciencia y perseverancia son clave; no es diferente en el proceso de conocerte.
Sí te digo, el resultado del proceso será trascendente y transformará tu vida para siempre.
Déjame ahorrarte desilusión y frustración, eres un caos que se sostiene en un precario balance. Es un milagro que no estemos al cuello matándonos unos a otros (bueno estamos gritándonos y maltratándonos, así que quizás vamos en camino de ello con tesón). Si te confirmo, vas a traicionar a aquellos que depende de ti más de una vez, especialmente a ti mismo, y cuando más te necesites. Así que inicia esta “empresa” con los pies en el suelo… pero, también te sugiero, con la mirada en lo alto.
En realidad, eres como cuando por millones de años la presión de la gravedad hizo su trabajo en las inmensas nubes de gases hasta que combustionaran: estas llamado a ser una estrella, emitir una luz y calor que generen vida y alimenten mundos.
Una buena pregunta vale más que mil palabras
La importante labor de una escuela con niños y jóvenes es a leer, escribir y contar; aparte, sin embargo, y aún más importante es aumentar su capacidad de curiosidad y creatividad… y durante la universidad a generar buenas preguntas, y en las maestrías y posgrados a tamizar las respuestas. Igualmente, la vida es una escuela que nos enseña quienes somos.
La pregunta es testaruda, ¿Cómo iniciar el proceso de conocernos? La respuesta es sencilla: empiezas por “leer, escribir y contar” para inflamar de nuevo la curiosidad:
La historia de tu vida es un libro abierto, léelo, escríbelo y entiéndelo.
Hay preguntas muy importantes. Cierto, ellas vienen bien hacerlas cuando somos niños o adolescentes, pero si no te las hiciste entonces, quizás “mejor tarde que nunca”:
¿Para qué estás aquí?
¿Qué es para ti lo más importante?
(Aparte de tus hijos si los tienes)
¿Por qué estarías dispuesto a dar tu vida?
Foto @JillWellington at Pixabay
Respondemos inconscientemente estas preguntas…
Esencialmente somos animales religiosos, estamos orientados hacia una jerarquía estructural/vital y actuamos acorde. Vemos, entendemos y vivimos en base a valores; cuando no los has decidido y trabajas para alcanzarlos conscientemente, otros los han decidido por ti… pero no hay otra opción: tu vida está orientada hacia un Valor (consciente o inconsciente).
Para descubrir quién eres, necesitas conocer dicho valor… y sólo tu comportamiento te lo devela. Si te sientas periódicamente y escribes sobre tu “historia personal”, comenzarán a sobresalir los valores que apuntan hacia ese Valor Estructural por encima de las letras y te cacheteará.
Detrás de todas nuestras acciones están beneficios orientados a uno o más valores, casi siempre es solapado y los desconocemos… por ello nos enfrascamos en relaciones o situaciones que nos contrarían, pero las seguimos “cultivando”, aun cuando no compartimos espacio y tiempo con ellas, las “cultivamos” en nuestra cabeza. Más aún, cuando ya están en el pasado, si tú no has “digerido” dichos valores, generas las circunstancias que repiten el contexto y repites las emociones y experiencias, en el fondo es un valor, y es ese valor que no ves que te empuja a “reconocerlo”. Su atracción es generada porque ese fuego que tienes adentro, el Core de tu Ser, te empuja continuamente hasta que dejes de darle la espalda y te gires.
Si no abrazas quién eres y aceptas tus limitaciones, no podrás superarlas.
Escribe y lee, descubrirás algo maravilloso
Tendemos a ser muy críticos con nosotros mismos. En nuestra cabeza nos descalificamos continuamente y nos “golpeamos”, más por los errores que no corregimos que los que hacemos; estamos tan dormidos que no nos damos cuenta de la diferencia.
Cuándo algo duela, pregúntate “¿Por qué?” Luego responde al menos treinta veces a la pregunta. Verás que luego que la mente se quede en blanco aparecerán algunas respuestas incongruentes e ilógicas, entra en ellas, siéntate, admíralas y a ver qué te dicen.
Está preparado a sentirte vulnerable!
Crecer es un acto que promueve inseguridad: no puedes alcanzar un ideal sin perder el equilibro, ni puedes buscar algo muy valioso sin que la angustia de no encontrarlo esté presente y te guise.
El camino hacia la Luz es a través de la oscuridad
Comparto algo de mi historia personal para ejemplarizar esta vulnerabilidad a la que tenemos que hacernos accesibles.
Cuando tenía 42 años tuve con mi madre una crisis que desencadenó en un espiral de destrucción emocional en mí; digamos que si mi mamá hubiese muerto en esos días yo hubiera dicho “fue castigo de Dios” y quizás hasta me habría alegrado. Fui a una sesión con mi querido maestro de meditación, que era un psicólogo Gestalt. Yo desbordaba una exuberancia de rabia que se descomponía físicamente en mi cuerpo. Luego de un rato expresando mi furia a lo que entendía como una injusticia de mi madre conmigo, Aquiles sabiamente reconoció que yo estaba atorado en un espacio de mi pasado.
A través de una meditación guiada yo hice una “regresión”: él me pidió que fuera en mi pasado a un momento donde experimenté la emoción que estaba sintiendo. En sólo un par de saltos me encontré en los brazos de mi madre cuando tenía un par de días de haber nacido.
Aquiles me dijo – ¿Quieres decirle algo a tu mamá? –
a lo que de mis labios salieron las palabras hacia ella
– ¡Mamá no me dejes!
Al momento abrí los ojos y salí de la regresión, – “¿Cómo pudo salir esa frase de mis labios? Lo que quería era estrangularla” – Tardé muchos años en procesar y desempacar esa frase. El proceso fue al inicio a través de un túnel de oscuridad y descomposición de mi personalidad a niveles que no creía eran posibles que una persona experimentara. En el tiempo, no sólo llegué a reconocer cuán responsable había sido yo de la situación que había generado dicha crisis, comencé a quererme y aceptarme de una manera muy diferente de la que lo había hecho antes en mi vida y, por otras razones que no vienen al caso ahora, descubrí una nueva dimensión de la vida de Dios en mí.
¿Por qué pude hacer este proceso? No fue porque valientemente me hubiese adentrado en la oscuridad de mis emociones; fue por esa frase – ¡Mamá no me dejes! – Me lanzó al vacío del precipicio que tenía frente a mí… ¿Sabes por qué? Porque el camino hacia la Luz es a través de la oscuridad.
No importa lo que creas, la vida te sorprenderá… genera dicha posibilidad
Para llegar a un lugar que no conoces, no puedes transitar por el camino que has andado hasta ahora. Necesitas entrar en el bosque tupido de tu Ser y ver qué se esconde allí. Eres más fuerte y valiente de lo que crees. Si tienes suerte, ese monstruo que sin saber temes, estará agazapado y te embestirá.
Huye hacia adelante, déjate sorprender.
El próximo martes…
SIMÓN
una película venezolana nominada a los Goya (España)
Nos enfrentamos continuamente a la duda, aunque los venezolanos lo vivimos a un nivel existencial y avasallante, aplica a todos, hombre y mujeres… y también a la realidad que vemos en el mundo: ¿hacia dónde vamos? ¿Tiene sentido todo lo que está pasando? ¿Puedo yo hacer algo que ayude a encausar el camino de este desastre que veo en el mundo?
EL PUNTO a la i
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