You can read or share this Article in English.
Este artículo fue traducido del inglés con asistencia de ChatGPT
La experiencia más trascendental de mi vida adulta fue mi matrimonio, y su momento cumbre fue convertirme en padre de dos maravillosas hijas… y el evento más devastador de mi vida reciente ha sido mi divorcio. Este mes marca cuatro años desde que me separé del hogar de mis hijas. No puedo exagerar lo devastador que fue el divorcio en todas las áreas de mi vida: física, emocional, económica y, en el sentido más profundo, en toda mi identidad. Durante quince años estuve construyendo algo y, cuando todo se derrumbó, sentí que había estado construyendo castillos en el aire. Cada día pensaba en la muerte como mi mejor salida; y si me hubiera dado cáncer, me habría sentido aliviado.
Entonces mi hija menor tenía cuatro años. Un fin de semana, mientras estaba con ellas, la sonrisa de mi pequeña me recordó que estaba vivo. Esa noche, antes de irme a dormir, el recuerdo de su sonrisa me hizo darme cuenta de que yo no podía ser el responsable de borrar esa sonrisa de su vida con mi muerte. Así que emprendí el camino de asumir la responsabilidad de mi circunstancia. Hasta entonces, iba a trabajar por pura inercia; a partir de ese momento, empecé a hacerlo con intención.
Asumir la responsabilidad de mi pasado cambió mi vida
Sabía que tenía que hacer algo para quitarme ese peso de encima: era simplemente demasiado pesado para llevarlo a cuestas. Así que comencé a escribir. Escribí sobre mis fracasos pasados y también sobre los presentes. Una pregunta presionaba contra esa sopa de letras para evitar que me ahogara: ¿Cómo fui yo responsable de lo que me había sucedido?
No era la primera vez que lo hacía; durante una crisis existencial en mis veintes, había tomado la misma iniciativa y en aquel entonces cambió por completo mi vida. Ahora, una vez más, me encontraba hojeando mis decisiones y acciones, examinándolo todo con lupa, al detalle… y ahí estaba: un miedo profundo, el temor a decepcionar a mi esposa y no estar a la altura. Sabía muy bien que el miedo solo nos hace tambalear hacia abajo, y así caí, durante años, convenciéndome de que estaba siendo responsable y haciendo lo correcto. Pero, al final, la relación se descalabró.
Somos libres para asumir responsabilidad
No diré que fue fácil; no lo fue. No diré que siempre fue un camino ascendente; tampoco lo fue… pero fue mi camino hacia la sanación, y eso me asentó en la paz.
"Conocerán la verdad, y la verdad los hará libres."
– Juan 8:32.
Los que me conocen saben que soy cristiano y que Jesús y Dios son determinantes en mi vida emocional e creativa. No puedo decir con certeza qué me sostuvo, pero tengo una buena idea de quién fue responsable de ello. Lo que sí sé es que recibí ayuda, porque estaba cavando un hoyo a ciegas, y de repente supe que tenía que dejar de cavar y empezar a salir de él.
"Una cosa sé: yo estaba ciego y ahora veo."
– Juan 9:25