Fuego en la oscuridad
Hoy día no es sólo Venezuela que vive bajo la presión de la oscuridad.
Foto Enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad en Venezuela @ElPais
El amanecer de un país está en el control de sus ciudadanos… aunque no lo parezca.
No importa cuán densa y avasallante sea la oscuridad, es IMPOTENTE ante la más leve llama de luz; es el poder de la luz la que marca la diferencia… no la oscuridad.
Innumerables veces en la historia han existido personas que han marcado con claridad esta importante evidencia de la realidad, dónde las circunstancias y el contexto claramente avasallaban la justicia y el derecho oscureciéndolo todo y, sin embargo, un individuo puede más que todo un sistema o imperio desplegando toda su fuerza en clara desventaja de un amanecer de la justicia.
Propongo un caso concreto: el Apartheid en Sudáfrica vs. Nelson Mandela. En el S.XVIII los británicos se apoderaron de la colonia holandesa en Cabo Buena Esperanza establecida desde 1652. Ya en 1820 millares de colonos británicos fueron emigrando a Sudáfrica e impusieron el Derecho Consuetudinario Ingles (EN: English Common Law). Para 1822 el inglés pasó a ser lengua oficial, momento en que los khoikhoi contaron con la protección legal británica, y en 1834 la esclavitud quedó abolida (Sudáfrica: su difícil camino hacia la libertad). Sin embargo, no fue hasta una ley inglesa de 1949, 115 años más tarde, que comenzó el Apartheid y la segregación que discriminó racialmente todos los ámbitos de la sociedad: trabajo, zonas públicas, transporte y hasta las relaciones sexuales y maritales.
Foto Apartheid Era Signs - Racial Segregation in South Africa @ThoughtCo
En 1962 Nelson Mandela fue encarcelado, durante 27 años fue retenido con “alegatos” legales por el Apartheid; él era una piedra en el zapato de los matones de turno. Para su salida, Rolihlahla, nombre tribal de Nelson, podía tener una deuda de resentimiento y odio hacia aquellos que le habían robado una parte muy significativa de su vida, el apoyo popular pudo haberle envalentonado y haber usado toda esa fuerza para aplastar a los sucesores de los matones de los años 60. Pero algo había evolucionado en él; todas las decisiones y oportunidades que ejerció las utilizó para reconciliar y saldar esa “justa” deuda en sus propias carnes. Nelson Mandela había crecido internamente mucho más que la oscuridad que quiso robarle su vida; se había tornado en una luz incandescente que salvó millares de vidas, reconcilió una población y cambió el curso de la historia de un país y mostró al mundo otra manera de hacer política.
Si eso puede hacer una persona, ¿Qué pasaría si miles de individuos en un país deciden encender esa llama en su vida? ¿Qué oscuridad podría detener a un país con Ciudadanos de Luz? Vale por tal preguntarse entonces,
¿Cómo podemos encender en nuestras vidas ese “fuego”, para transformarnos en Luz y disipar la oscuridad que nos rodea y oprime?
No te quepa la menor duda, estamos en un momento histórico para toda la humanidad, son principados que se debaten por tu alma y, no darte cuenta de todo lo que está en juego, puede costarte mucho más de lo que crees. Mira a tu alrededor y te darás cuenta.
Hace mucho que dejamos de saber cómo encender fuego sin artilugios “modernos”… pero si quieres encender un fuego en tu vida, necesitas conocimiento, madera, chispa y voluntad para combustionar todo tu ser. La fricción, la disciplina y la claridad de objetivos, te permiten encender ese fuego, por ello hay tres áreas que debes “friccionar” para lograr ese Fuego en la oscuridad.
1.- La Palabra es un arma mortífera
Para aquellos que estén familiarizados con las armas, saben perfectamente que, si vas a manipular un arma o pasarla a un amigo, debes verificar que no hay munición en la recámara o en el cargador… al menos dos veces, cuando la agarras y antes de pasarla. Cuando se la pasas a un amigo, si él sabe algo de armas, hará exactamente lo mismo antes de manipularla; parecerá que ambos sufren de trastorno obsesivo-compulsivo. La razón es que, las armas pueden hacer mucho daño y hasta matar, por tal siempre tienes que asumir que un arma está cargada.
Las palabras pueden hacer mucho daño y matar,
por defecto debes asumir que siempre están cargadas.
Foto de Reflection and self-exploration
“La Verdad nos elude, si no concentremos nuestra atención en su búsqueda” (Alexandr Solzhentsyn). Por defecto, el estado de nuestras palabras es la mentira, si no es por otra razón, porque ese concentrar nuestra atención en la búsqueda de la verdad es una de las más escasas actitudes en el ser humano. Poner en control la lengua es, sin lugar a duda, un esfuerzo enorme en la vida de cualquier persona que quiera generar luz en su vida.
Sin darnos cuenta, tendemos a mentir continuamente. Si crees que no es así, no has reflexionado mucho sobre tu comportamiento y palabras. Las mentiras que nos decimos y creemos de nosotros mismos son madera muerta que almacenamos, van obstaculizando y desolando áreas de nuestra vida y generan peso muerto. Hay dos razones fundamentales para mentir: para cosechar un beneficio no trabajado o para evitar una consecuencia que por justicia debemos recibir. Lo hacemos continuamente, tan sutilmente que elude nuestra percepción y, con ello, vamos vistiendo nuestra vida con decepción y, por ende, con oscuridad.
Podemos mentir a las personas que están cerca nuestro, con quién trabajamos, con quién intercambiamos pequeños encuentros cotidianamente; se torna algo tan común y continuo, que se va amontonando hasta que, por alguna razón te tropiezas con la montañita de “madera muerta” que has apilado, pero sigues, a pesar de los avisos de incomodidad y dolor que la vida cotidiana te anuncia.
Foto El poder de la reflexión es la habilidad más importante que aprenderás @Motivii
2.- Poner orden en el caos es el acto primordial del Creador
Estoy totalmente convencido que es una verdad como una estrella: somos imagen y semejanza del Creador del universo. En el film de Stephen Hawking La Historia De Todo, durante la cronología desde el Big Bang hasta que comenzó a existir por primera vez la luz generada por las estrellas, nos confirma que fueron aproximadamente unos 380,000 años. Ese fue un proceso de alineación, conexión y unión de la materia que existía, Hidrógeno: claramente, la ordenación del universo. La gravedad hizo su trabajo, el tiempo también, y el resultado fueron las estrellas: “…y se hizo la luz”.
Una definición de la Realidad es: “aquello en lo que yo puedo actuar” (Jordan Peterson). Esta definición es singularmente interesante, porque todo lo que está allí fuera de mi consciencia está desordenado y me increpa para que le ordene. Si uso la Palabra inconscientemente, la que sale de adentro, sin criterio ni consciencia de sus consecuencias, “las mentiras que me creo”… no estoy creando nada, propago y perpetúo la oscuridad. Sin embargo, si ordeno esa realidad que me increpa, que me empuja, que me impela a que la ordene, puedo generar luz; allí somos semejantes al proceso creador del universo: creamos estrellas.
Grabado William Blake (*1757 +1827)
Poner orden, presupone un valor hacia lo que el orden se alinea y por ende deja de ser caos. La fricción en ese ordenar, requiere reflexión, esfuerzo por aclarar, y sobre todo jerarquizar aquello que va en el tope.
Qué valor tienes en tu vida a lo que ordenas todo, ¿lo sabes?
Porque en el desorden de tu vida hay un orden, una estructura, que no sepas cuál es, es lo que precisamente hace que la vida se sienta desordenada. Si esa jerarquía son tus hijos, si es tu carrera, si es el dinero, si es ser reconocido… lo que sea, si no eres consciente y no es trascendente, está flotando sobre el temor de quedarte corto en alcanzarlo, en que puedas sufrir un contratiempo y todo sea encendido por una chispa. Es un temor real, porque inconscientemente sabemos que la madera muerta que apilamos puede toparse con una infortunada chispa y encender todas esas mentiras y devastar aquello que llamo mi vida.
Imperativo definir ese valor y ordenar todo hacia él, si quieres generar Luz en tu vida con tus acciones. Cuando está bien definido y es trascendente ese valor supremo en tu vida, das la base a la creencia:
Todo al final va a salir bien, y si no está bien, no es el final.
Porque al final todo en nuestra vida está en proceso y nunca se concluye… si alineas todo a un fin trascendente, la realidad se alinea con lo que tienes que hacer, entonces hay una paz y sosiego.
Si tienes mucha suerte, esos momentos duros no los vives al final, sino durante el camino. Por ello la importancia de la oscuridad y los obstáculos en la vida, para que te apliques y concentres tu atención en buscar y encontrar la Luz… ordenando tu caos.
3.- Sigue rompiendo tu corazón hasta que se abra (Rumi).
En la antigüedad se concebía el corazón como el centro del individuo y el que vinculaba a la persona con su dimensión espiritual y la divinidad. La persona conoce de verdad las cosas no por comprenderlas sino por aprehenderlas y eso se hace con el corazón, no con la razón.
No deseamos lo que creemos que queremos, hay un anhelo en nosotros que es mucho más ambicioso que el mero deseo o búsqueda de placeres o experiencias. Por ello estamos continuamente desilusionados, golpeados, sentimos que falta algo… porque buscamos sustancia donde no la hay.
Buscamos una aventura, deseamos ser sacados de nuestro “equilibrio” y lanzados a una maravillosa experiencia que despierte sentido, significado, logro, amor y encuentro… por eso vamos al cine, leemos historias, nos sentamos por horas interminables para ver series. No nos apasionamos por la historia de un hombre o una mujer teniendo unas super vacaciones o disfrutando de una gran fortuna, sino cómo lograron llegar a ello.
Porque somos frágiles, porque no sabemos en verdad qué queremos, porque aún no descubrimos qué es lo más grande por lo que estamos dispuestos a apostar nuestra vida, vamos una y otra vez rompiendo nuestro corazón. Con suerte has tenido grandes golpes que te hayan despertado, que hayan roto tu corazón… porque si no, vas caminando sobre sombras sin descubrir la luz que puede emanar cuando has irrumpido la oscuridad que te puede hacer crecer.
La opinión de la mayoría de la gente es que los incendios de los bosques son una tragedia, y lo son. Pero los ambientalistas de profesión bien saben que lo que regenera los bosques son los incendios durante las temporadas de sequias. Con cada año, los bosques van generando madera muerta y seca; si pasaran décadas sin incendios en un bosque, esa madera seca se amontonaría y al momento de generarse un incendio, sería tan devastador que quemaría el topsoil; y el sustrato fértil del cultivo natural, que es indispensable para la vida y la propagación del bosque, desaparecería y erosionaría el terreno y el bosque paulatinamente dejaría de ser.
En nosotros la madera seca son las mentiras que sostenemos que no tienen consistencia. Los golpes en la vida van señalando las áreas que tienes que atender, dónde no estás bien alineado con el sustrato fértil que te sostiene... evitas a toda costa el fuego que quiere quemar aquello que cargas y no aporta valor ni te apoya a crecer. Si aceptaras las correcciones temporales y limpiaras de madera muerta en tu vida, no tendrías esos fuegos devastadores como un despido, un fracaso empresarial, un divorcio, una ruptura familiar. Permite que la vida te afecte, fricciona voluntariamente tu voluntad contra aquellas fallas que la vida te demanda… así irás encendiendo un fuego que te regenerará y comenzará a dispersar la oscuridad dentro tuyo.
Sabemos poco cuál es la verdadera Fuente del Fuego que encendemos en nuestras vidas, pero sin generar esa “llama” voluntariamente, nuestras vidas caen en disipación y desasosiego; así que concentra tu atención en encender ese Fuego. Despierta, tu llama es necesaria para hacer amanecer el mundo que por nuestra desidia y la desinterés se ha instalado y nos oprime.
Si por nuestra necedad y falta de consciencia ha llegado la oscuridad a reinar en los gobiernos e instituciones, por nuestra determinación y fortaleza de carácter para generar luz en nuestras vidas puede amanecer de nuevo.
¡Necesitamos tu fuego!
Próximo miércoles…
Las circunstancias pueden controlarte o impulsarte
Investiguemos las paredes que obstaculizan nuestros avances y reconozcamos qué puede impulsar mi vida a otro nivel.
EL PUNTO a la i
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