Stop, stop… STOP!
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Estamos conduciendo dormidos al volante. No es algo nuevo — pero esta vez estamos en medio de un anhelo grandioso por la IA, y aceleramos a fondo mientras nuestros ojos están deslumbrados por una fantasía onírica.
- La Huella Ecológica de la IA no es Cosa Menor (link)
Desde que apareció el social media, hemos ido subiendo el termómetro emocional junto con las consecuencias sociales de lo que ello implica… claro, “todos” empezamos a rozarnos más.
Decíamos hace siglos, “hierro afila hierro”(Proverbios 27:17). Sin embargo, desde hace más de 20 años, con el social media se han generado chispas que saltan sin control y no afilan nada, sino que más bien nos exaltan. Es normal, antes nos conocíamos de oídas, ahora vamos cara a cara y – en ese juego – hemos descarrilado por completo todas las certezas y los fundamentos que nos sostenían.
Ya en los dos últimos siglos empezamos por perder la fe – no sólo la religiosa, que también – y como consecuencia, también esa fe o confianza que necesitamos para poder visionar un futuro y por ello permitirnos soportar nuestro pequeño infierno. Con esa pérdida develábamos la realidad; pero ahora, venimos consolidando el síndrome de víctima como un tema que supuestamente “nos enaltece” compartir. De ahí se ramificó el narcisismo, la rabia, la frustración, la vida sostenida en apariencia, vivir endeudado para aparentar lo que no soy, para permanecer en un círculo donde en verdad nadie me valora, para impresionar a personas que cambiarían de acera para no cruzarse conmigo si las hiciera quedar mal frente a otros.
Llegamos al primer cuarto del Siglo XXI, la era más segura, pacífica y próspera de toda la humanidad; inseguros, ansiosos, descreídos, desconfiados y dormidos al volante, pero con nuestras emociones acelerando a fondo todos los tópicos que pueden incendiar los pilares sobre los que se sostiene nuestra ficción de estabilidad.
Parecemos toros entrando en una corrida en la antigua Plaza de Barcelona, salimos con ímpetu, avasallando todo en el ruedo, con las emociones a flor de piel, entramos al ruedo de un mundo más conectado que nunca, donde las “noticias” sensacionales se apilan en la corta ventana que dejas para entretenerte y “no preocuparte.” Nuestro descrédito no deja institución alguna en pie: no creemos en los gobiernos, en la justicia, en la industria de la salud, la ciencia, la educación, los seguros, los bancos… no creemos en ninguno de ellos y estamos a la puerta de la mayor crisis estructural de nuestra civilización.
Nunca hemos necesitado más del pensamiento crítico
La necesidad de reposar la toma de decisiones es una exigencia y seguimos acelerando… somos yonquis de la velocidad.
Nunca hemos estado mejor informados y jamás hemos sentido más incertidumbre de dónde estamos y hacia dónde vamos.
Vivimos el momento en que mejor entendemos cómo todo funciona; y, al mismo tiempo, no entendemos para qué sirve nada.
Todos los países que forjaron la historia de los últimos 1300 años están implosionando. E.E.U.U., donde algunos están haciendo un esfuerzo por renacer los principios que le dieron origen, el país está inmensamente dividido y polarizado, al punto de que analistas e historiadores hablan de los factores dados para una guerra civil.
Es complejo, pero todo ello se nutre de la desconfianza. Y nuestra desconfianza se multiplica por las torcidas acciones de los estados y las instituciones que están captadas por el socialismo que es quién más a desarrollado la culpa social y la segregación – desde el bastión del que enarbolaron en los años 60 la bandera de la igualdad.
Necesitamos parar, desacelerar. Dejar de, como el toro en una corrida, seguir la muleta que nos lanzan el social media, las noticias, las cabezas parlantes de los gobiernos u otros actores que tienen intereses malintencionados… simplemente: ¡PARA!
Lo que construye y afianza a cualquier individuo, grupo, organización o nación es la CONFIANZA. Sin ello todo colapsa. Concedo, todas las instituciones han mostrado ser poco confiables – en gran parte porque son dirigidas por personas como nosotros – o es que ¿tú crees que lo hubieras hecho mejor? La realidad es que la desconfianza la están usando quienes no tienen nuestro beneficio en mente.
Se hace imperativo que volvamos a los principios básicos que sostienen nuestra cultura occidental: la integridad, la colaboración, el sacrificio y la verdad.
¿Cómo empezar a desarrollar el pensamiento crítico?
El Reino de las Micro-Decisiones
El siguiente artículo haremos una reflexión sobre el discurso de Geoffrey Hinton al aceptar el Nobel de Física por el trabajo en el desarrollo de la IA - ¿Cómo redireccionamos nuestra orientación con la IA en empresas y organizaciones?