Existimos en dictaduras, no hablo de las políticas, hablo de todas las ataduras bajo las cuales vivimos. No vivimos en libertad, vivimos bajo el subyugo de nuestros apetitos y de nuestras creencias. Hay un dicho en Venezuela, “puedes sacar a la persona del rancho, pero no puedes sacar el rancho de la persona”… en Venezuela ‘rancho” es lo mismo que chabola en España; una casa improvisada hecha de cartones, maderas y otros desechos de la ciudad, construida en la ladera de un barrio marginal de la ciudad. El ser humano es un animal de costumbres y, cuando estamos en ciertas circunstancias por mucho tiempo, nos acostumbramos a ver y vivir desde esa perspectiva.
En Venezuela por más de 40 años vivimos en abundancia hasta una década antes de la llegada del ‘encantador de serpientes’ Hugo Chávez. En ‘¿Cuánto hay pa’ eso?’, ‘Agarra, aunque sea fallo’ y ‘Hecha la ley, hecha la trampa’ era dichos de esa era. Hemos tenido que pasar por 25 años de carencias, de que el 30% de las personas buscaran comida en las basuras, de que el 62% de los venezolanos con dificultad comieran una comida al día… en 2021, el 94,5% de la población vivía en pobreza y el 76,6% en pobreza extrema (Statista).
Era tan extrema la necesidad, aun cuando Chávez, que los que sentíamos que las cosas iban mal nos aferrábamos a un clavo ardiendo con la esperanza de salir de esa tragedia… cada vez que un personaje sacaba la cabeza y parecía mostrar dotes de ayudarnos a resolver las “maravillas del socialismo del S.XXI”, le ahogábamos en atención y expectativa… ¡ÉSTE ES QUIÉN NOS VA A SALVAR!
Normal, algunos estábamos desesperados. Ahora, ¡TODOS ESTAMOS DESESPERADOS!
Déjame recordarte algo, grábalo en fuego en tu cerebro: qué Venezuela sea libre de verdad, no depende de Trump ni de Maduro… depende de nosotros.
Para citar a María Corina: “pónganse las alpargatas, porque lo que viene es joropo.” Ordenar y reconstruir Venezuela será muy complejo… no sólo porque todas las infraestructuras están derruidas, no sólo porque las instituciones están todas descompuestas y podridas, no sólo porque tendremos que negociar las deudas externas y conseguir financiación para reconstruir todo el país y habrá infinidad de elementos urgentes que atender… por todo ello será complejo, pero no será lo más difícil.
Lo más difícil será:
Manejar las expectativas de los venezolanos.
las voces de los oportunistas políticos que buscarán socavar la confianza en los líderes para “pescar en río revuelto.”
Hay que sacar el “rancho” que todo venezolano tiene en la cabeza, la dictadura de sus apetitos y creencias que no le permitirán reconocer el momento histórico y su muy singular lugar en él.
La incapacidad humana de reconocer con humildad, “¿en qué puedo ayudar?” será la manera más rápida para salir de un problema acuciante y compartido.
No quiero ‘aguar la fiesta’ de nadie, pero cuando estés celebrando la caída de Maduro, recuerda que te necesitaremos para reconstruir a Venezuela y sólo llegará a ser una gran nación si tú pones el hombro junto con todos.
“No preguntes qué puede hacer tu país por ti; más bien pregúntate, ¿Qué puedes hacer tú por tu país?”
- John F. Kennedy (1917-1963)
Empieza hoy. Cambia lo que haga falta. Te necesitamos, necesitamos tu mejor versión. Necesitamos tu compromiso, tu determinación, que seas justo en TODOS tus tratos y generoso con tu tiempo y tu entrega…