Nuestro mundo actual es una suerte de orquesta con tonos y voces disonantes que imponen sus sonidos y tonalidades y exigen respeto y autoridad; pero al final de cuentas, eres tú quién decide qué es válido y a que le das valor. Hay algunas de esas tonalidades que son el bajo continuo y marcan el ritmo, a veces las asumimos sin reflexionar qué hay detrás o si son válidas. Una de esas tonalidades es la importancia que todos le damos a la velocidad.
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Confesiones de un bólido arrepentido
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Nuestro mundo actual es una suerte de orquesta con tonos y voces disonantes que imponen sus sonidos y tonalidades y exigen respeto y autoridad; pero al final de cuentas, eres tú quién decide qué es válido y a que le das valor. Hay algunas de esas tonalidades que son el bajo continuo y marcan el ritmo, a veces las asumimos sin reflexionar qué hay detrás o si son válidas. Una de esas tonalidades es la importancia que todos le damos a la velocidad.