Al comienzo de cada año hay una suerte de virtual comienzo, anhelamos que las cosas cambien, descubrir algo novedoso, esperamos algo mejor de nosotros y de las circunstancias. Quizás sin saberlo, lo que en verdad anhelamos no es que el mundo cambie, sino que mi manera de ver, entender y actuar en el mundo evolucione para mejor… ¡Cuando tú cambias, todo el universo cambia!
"Ayer era inteligente, así que quería cambiar el mundo.
Hoy soy sabio, así que estoy cambiándome a mí mismo."
– Rumi (1207-1273)
No hay manera de evitarlo, ‘mi visión de la realidad’ está íntimamente relacionada con mi identidad, al igual que mi capacidad de cambiar. Mi identidad no la construyo en el vacío, es un muy interesante amalgamiento de ‘cómo me ven los otros’, de la ‘interpretación’ que he hecho de las circunstancias que me han acontecido, de la cultura que me ha amamantado… son innumerables factores que conjugo para generar mi identidad personal: ‘QUIÉN SOY’.
A veces no queremos que esa identidad cambie, porque “ya me ha costado bastante llegar aquí, no voy a abrirme a un cambio.” Y, si las cosas están ‘más o menos bien’, “por favor no toquemos nada”; a fin de cuentas, “hay infinitas formas en que las cosas pueden empeorar… así que mejor dejemos las cosas como están.” Puede que no seas enteramente consciente de ese diálogo interior… pero nada más incierto y estresante para nuestra identidad que lo desconocido.
No existe tal cosa como quedarse en un lugar sin moverse.
El Súper Poder de la Esperanza
En la década de 1950, el Dr. Curt Richter realizó un experimento que hoy día sería imposible de financiar o recrear. Colocaba ratas en un envase lleno de agua donde la rata necesitaba esforzarse para mantenerse a flote. En pocos minutos las ratas se ahogaban. Calculando el tiempo promedio antes de que las ratas sucumbiera en desesperación y se ahogaran, el Dr. Richter sacaba a la rata, la consolaba, la secaba y masajeaba. A los pocos minutos volvía a introducirla en el recipiente lleno de agua. – ¿Cuándo crees que entonces duraba la rata antes de ahogarse? – increíblemente las ratas llegaron a durar hasta 60 horas... casi tres días antes de volver a perder la esperanza de ser salvada de las circunstancias. ("On the Phenomenon of Sudden Death in Animals and Man")
La esperanza me envalentona en avanzar, a pesar de las circunstancias… es una suerte de generador de confianza y fuerza que me permite aguantar lo que haga falta, porque sé y espero que más allá de la aparente adversidad yace una solución a mi dilema.
¿Dónde está este Súper Poder?
Para responder a esta pregunta, necesitamos volver la mirada sobre dos complejas realidades que todos compartimos y que no son evidentes; una está validada por la neurociencia y, la otra, bueno, te aviso que genera un descrédito generalizado.
La primera, es un tema recurrente en nuestros artículos: nosotros, a través de nuestra identidad, somos el protagonista de un complejo storytelling que se escenifica continuamente en nuestra cabeza, estamos orientados a un objetivo y nuestra voz interior está continuamente redactando un trayecto para alcanzarlo; esto define para nosotros dónde estamos, qué está pasando y cómo dar sentido a todo, nos orienta a alcanzar el target y nos ayuda a evitar que el estrés de lo desconocido nos ahogue… se entrelazan neurociencia e historia personal para sostener esta compleja realidad con la que forjamos la percepción de quiénes somos.
Vamos tejiendo inexorablemente nuestra identidad, sin importar si estamos despiertos o dormidos, diseñando un complejo y vital tapiz; es un proceso que subyace nuestra voluntad… es como si nuestra consciencia utiliza nuestra vida buscando algo que está más allá para completar nuestra identidad.
La realidad que puede generar incredulidad es: no sabemos de dónde vienen los elementos que nos atraen o nos mueven a actuar: somos como peces sumergidos en una realidad, que difícilmente comprendemos o podemos discernir con nuestros 5 sentidos. La dimensión de la “realidad” es un continuo espectro que se expande desde el mundo extrasensorial y efímero hasta el sensorial y corpóreo. Lo absolutamente cierto es que existe una realidad a la que no tenemos acceso con nuestros sentidos, que tanteamos su realidad sin saber cómo y que de ella emanan infinidad de elementos que son los que nos mueven, motivan y nos hacen avanzar o retroceder: lo etéreo o no-sensorial es lo que anima todo lo corpóreo… ¡el espíritu anima el cuerpo!
Clarifico para los incrédulos: no entendemos qué es la Vida, qué es la consciencia, cómo ellos emergen, operan o funcionan… pero algunos tienen la osadía de decir que el reino del espíritu no existe y lo único real es lo físico. Con la idea de seguir avanzando, sólo permíteme recordarte que todos los seres humanos tomamos decisiones por nuestras emociones, no por la lógica o razonamiento… y aunque fuera así, todos estos elementos humanos no son corpóreos o podemos medirlos, pesarlos o meterlos en una caja.
Me permito compartir un artículo que escribí en Feb. ’24: “La realidad es un lienzo de múltiples dimensiones”, en él doy testimonio de una insólita historia de la que fui testigo de primera línea, profundizo sobre la multidimencionalidad de la realidad y cómo hay innumerables elementos y personajes con voluntad y dirección que actúan en ella y nos afectan e influyen.
“Las personas no tienen ideas, las ideas tienen personas.”
- Carl Gustav Jung
En fin, estos dos aspectos de nuestra realidad humana se mezclan: nuestras pasiones, deseos y acciones son movidas e “inspiradas” por elementos que desconocemos, y nosotros vamos a tientas buscando la historia correcta que dará sentido a mi historia, intentando forjar mi ‘identidad real’. En todo este proceso la esperanza es la gasolina que me mantiene avanzando para seguir buscando sentido y orientación sin caer en el cinismo.
La Roca sobre la que construyo mi “hogar”
En el S.XIX Karl Marx propuso que la meta-narrativa que tiraba de todas las motivaciones en los seres humanos era el poder, y era desde esta motivación que podíamos entender todos los altibajos de la historia e inclusive de las relaciones interpersonales. Paralelamente en el mismo siglo, Sigmund Freud propuso que el objetivo que nos agitaba de ese mundo etéreo era el sexo y que todo en nuestra vida se ordenaba para alcanzar ese objetivo. Son ideas poderosas que han marcado nuestra cultura por siglos y ambas enarbolan claramente que existen meta-objetivos del que no somos conscientes, que ellos nos motivan, accionan poderosamente teclas indelebles y modelan nuestros actos para hacernos avanzar o retroceder.
Una de las leyes que subyace toda la realidad es “todo está en continuo devenir, nada permanece en un mismo estado por un tiempo relativamente razonable.” Ese devenir en el ser humano es un movimiento impulsado por la identidad; por ello son importantes las meta-narrativas, ellas nos revelan e inspiran por dónde podemos avanzar, en ellas se esconde algo que no podemos tampoco medir, pesar o poner en una caja.
Se hace entonces imperativo discernir, ¿Cuál es ese fundamento, esa meta-narrativa que, inclusive precede a Marx y Freud, que esclarece y clarifica los axiomas para orientarnos?
Ese documento es, sin lugar a ninguna duda, el corpus de la Biblia. Desde su tradición oral, hace quizás unas decenas de miles de años antes de asentarlas por escrito; unos 1500 años en redactarse, entre 66 y 75 libros (dependiendo de la tradición religiosa), unas 750 mil palabras dependiendo de las traducciones, redactada con todos los géneros literarios que hemos desarrollado… es una biblioteca con una narrativa unificada que fundamentó un cambio histórico y cultural que ha desembocado, luego de dos mil años más tarde de su redacción final, en la era más prospera, segura e inclusiva de la humanidad.
¿Cuál es ese relato unificado redactado en 1500 años?
La Biblia cristiana propone una historia unificada que apunta a Jesús de Nazareth. El corpus del Antiguo Testamento contine 300 profecías que señalan al Mesías y que afirma que, del ámbito no corporal, del reino del Espíritu, vino el mismo Dios y se encarnó en un hombre; por su vida mostró cuál es el carácter real del Creador, nos enseñó la manera en que podemos vivir y, con su pasión y muerte rasgó el velo que separa ambos mundos, el corpóreo y el espiritual. Con su resurrección quedó completamente abierta la conexión con aquellos que creen en él y se dejan transformar por su Fuerza.
Ahora no es el lugar para argumentar todas las razones históricas, culturales y sociales de la veracidad de esos hechos (y las hay, y son extraordinarias), pero basta decir que esa historia es el proto-relato que fundamentó cómo vemos la realidad y muestra la orientación del camino que hay que seguir:
En este mundo, no hay otra solución que aceptar la cruz de las contradicciones, abrir los ojos mientras las circunstancias nos buscan desmembrar y sacrificarnos, porque sabemos que hay algo más que lo que mis ojos ven y por lo que vale la pena enfrentar las adversidades.
No es una Esperanza dada, hay que buscarla.
Es ese algo en la vida de cada ser humano, que tratamos de discernir y por lo que ostentamos la libertad.
Hoy día puedes entrar en Amazon y descubrir cientos de libros que investigan sobre nuestra búsqueda de Dios, cómo buscarlo, qué tienes que hacer para alcanzarlo… pero, ese no es el relato de la Biblia. El relato y testimonio de la Biblia es “la inexorable y persistente búsqueda de Dios por el hombre.” Es un documento único en toda la humanidad.
Una profunda relación entre identidad y esperanza
Si somos un relato que deambula en dos patas, buscando sentido y significado en la conjugación y contradicción de las circunstancias para dar sentido a “quién soy”. Ese antiguo manuscrito alega que el Fundamento y Creador del universo, nos busca y sacrificará lo que haga falta porque nosotros seamos plenamente quienes vinimos a ser… lo único que no sacrificará es nuestra capacidad de decidir, nuestra libertad de escoger y de ser.
Coincidirás conmigo en que es una singular idea… y que promueve una interesante esperanza.
En todo el universo el sacrificio es el fundamento de avanzar y evolucionar: la semilla muere para que el árbol nazca, las estrellas explotan para generar otras estrellas, planetas y vida… el precio de avanzar es el sacrificio… nosotros estamos llamados a hacerlo conscientemente.
Nosotros curiosamente somos capaces de crear, generar desde dentro nuestro elementos que no existen… somos avatares conscientes de algo mucho más grande y misterioso; pero no somos señores y dueños de nuestra mente o de nuestra carne, es la Vida que vive en nosotros y nos insta a buscar conscientemente quiénes somos. Sacrificamos nuestro tiempo por un sueldo, nuestros apetitos por algo más importante… ¿Cuál es el sentido del sacrificio si no es encontrar esa esperanza que me ayuda a avanzar “Hasta el Final”?
Vamos a tientas tratando de discernir sentido, algo del Reino del Espíritu nos llama para afianzar nuestra identidad en una Roca que trasciende toda adversidad… ¿tienes el valor de descubrir qué es?
La próxima semana…
IA, ¿Prometeo o el fruto del “árbol del conocimiento”?
La historia de la aparición de la Inteligencia Artificial (IA) ha generado mucha controversia y tiene innumerables partidarios y detractores. Parece dar una patada al tablero de juego que nos permite relacionarnos, generar y avanzar en esa compleja realidad. Haremos un ciclo de artículos para explorar IA con la idea de conocer su historia, cómo funciona y qué tipo de herramienta es… acompáñanos a entrar en esa madriguera de conejo.
EL PUNTO a la i
El historial de la columna está en www.cdots.substack por si quieres revisar artículos anteriores.