Dice CG Jung que la vida de un ser humano es como el trayecto del sol desde su amanecer hasta el ocaso. A la alborada el sol sale de la oscuridad que no entendemos o conocemos, comienza con ímpetu a develar la tierra que ilumina (su consciencia), va en ascenso, como si quisiera comerse toda la tierra, conquistarla… y cuando llega a su zenit (la edad mediana entre los 40 y 50 años), ya sabe que lo mejor a pasado, que no es el mismo que cuando comenzó y, mirando atrás reflexionamos ¿Qué he hecho con mi tiempo? Y entonces entramos en crisis.
En el ascenso es natural querer conquistar, lograr y ambicionar todo lo que el mundo nos puede dar: ambicionar relaciones, logros, dinero… pero una vez llegado al zenit las preguntas resuenan en el eco de nuestros logros o carencias de ellos, ¿es eso lo que quería? ¿Hay algo más? ¿Qué sentido tiene esto que llamo vida? Verás… el ocaso ya está a la vista.
Estudiar historia, ayuda a aquellos que quieren aprender de la vida… de la suya propia, ilustra a aquellos que quieren conocerse. No hay algunas cosas que son importantes; TODO ES IMPORTANTE… y nada lo es. ¡Qué paradoja!
Las paradojas no son Cuarks sin sentido, son portales de sabiduría; recuerda, la realidad está escondida en capas. Para descubrir quién eres en verdad y qué buscas, necesitas adentrarte en tu propia paradoja y ello lo haces por el continuo dialogo que discursa en tu cabeza, es como una plegaria que te confirma a cada argumento quién crees que eres… este era el fundamento del escrito anterior, cómo la Disciplina y la Humildad te ayudan a templar el carácter que necesitas para la aventura de ser quién viniste a Ser.
Concluimos el artículo anterior con…
El agradecimiento
Estamos erguidos sobre los hombros de gigantes (Isaac Newton). Los básicos para vivir en armonía y que auxilia a que nuestra vida sea fructífera lo sabemos perfectamente desde hace tiempo, son los básicos qué tenemos que hacer para conocernos y convivir en paz y abundancia, pero lo desechamos con desdén y ello nubla mi entendimiento para reconocerlo.
Si vienes leyendo este ciclo de los artículos del ciclo LA SEMILLA DE MOSTAZA, entenderás mejor todas las implicaciones de lo que sigue.
Los Diez Mandamientos son la base mínima para construir una vida ejemplar y fructífera al igual que una sociedad próspera, pero en nuestra arrogancia, nos creemos sofisticados y que hemos superado esas simplonas propuestas. Los desechamos a costas de nuestro descarrilamiento personal.
En este segmento reflexionaré sobre dos de ellos:
Honrarás a tu padre y madre (4º mandamiento)
Un individuo que no honre a sus progenitores cava su propia tumba; si no por otra razón, porque la vida que tiene la recibió de ellos. Uno de los axiomas de Nicolás Maquiavelo precisa: “divide y vencerás”; si tú mismo divides quién eres, ¿qué tipo de edificación puedes construir sobre ese terreno fragmentado?
Hay quién tiene reclamos en contra de sus progenitores, por infinidad de razones desde indiferencia, maltrato, abusos, violencia hasta inclusive haber matado a alguien dentro del núcleo familiar. Hay algo muy potente que sucede en una persona cuando busca resolver sus resentimientos y logra perdonar actos extremos que sufrió; por un lado, limpia su pasado y por tal le libera para comenzar su vida; por otro lado, de ello termina desprendiéndose un auténtico agradecimiento a la vida, no por lo sufrido, sino por la persona en que se ha constituido al abrirse a ese Gran Perdón… por consecuencia dicho agradecimiento incorpora estructuralmente dentro de sí a los progenitores y sana su división interior.
Igual sucede en la sociedades o historia de naciones, honrar el pasado con todas sus aristas y torceduras, libera a la sociedad de resentimiento, lucha interior y le prepara para construir futuro y formar a las nuevas generaciones.
No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano (2º mandamiento)
Este es uno de los mandamientos más mal interpretados de los diez; los demás son sencillos, aunque es cierto que todos tienen una dimensión de profundidad inusitada. Si consideramos que existe un Valor Supremo de donde mana toda Bien, Belleza y Verdad, que es principio originador de todo lo creado, del orden cósmico y por tal que es aquel que, al poner en lo más alto de mi escala de valores, ordena todo lo demás, inclusive mis pensamientos y emociones; entonces llamar Valor a lo que es un antivalor, llamar vida a lo que es muerte… es “usar el nombre de lo Bueno en vano.” La mentira mata, pero esa “falsedad” o mal uso del lenguaje destruye nuestra habilidad de orientarnos cuando lo necesitamos.
Vemos en las sociedades como opera este mandamiento, la argucia de políticos y líderes sociales en usar eufemismos o contra verdades desorienta, no solo a la sociedad, sino el propio juicio de quién las crea para reconocer qué tiene valor y qué no, qué edifica y qué no. La palabra tiene poder, es capaz de construir y derogar, llamar las cosas por su nombre nos permite saber qué es verdad, qué es bueno, dónde estamos y qué tenemos que hacer.
Photo by Alexei Scutari
Todo ello es la base, ¿Cuál es la meta?
Con estos tres elementos fundamentales, la Disciplina, la Humildad y el Agradecimiento descubres la estrecha apertura al inmenso potencial que puedes llegar a ser, pero ¿Qué te hace atravesarla y comenzar a realmente construir el “edificio” de tu vida?
Edificio es la interesante unión entre raíz latina aedes (hogar) y facere (hacer), aedificĭum (edificio). Interesante: aidh – hace referencia a quemar, en sentido con el lugar dónde se hace fuego y en donde se construye en su alrededor para refugiarse: el hogar.
El fundamento más profundo, que vienen reafirmando todos los caminos del conocimiento desde antaño, es que tú no eres tu propio hogar o el origen de quién eres y, por tal, no puedes ser el fin tampoco. Hay un Algo que nos llama, qué anhelamos y está escondido dentro de nosotros…
Nada secuestra nuestra capacidad de presencia con más crueldad que el anhelo. Y, sin embargo, el anhelo es también la fuerza creativa más poderosa que conocemos: de nuestro anhelo de significado surgió todo el arte; de nuestro anhelo de verdad surgió toda la ciencia; de nuestro anhelo de amor surgió el hecho mismo de la vida.
— CS Lewis
Ese “eterno anhelo” nos invita a abandonarnos y dejarnos llevar, por lo mismo de ¿Qué sentido tendría la sed sin el agua?
El dialogo interior lo puedes transformar voluntariamente en un camino hacia donde quieres ir. Eso es Oración, la Plegaria que nos abre al hogar donde podemos completamente Ser. Tu vida es la más inmensurable aventura de descubrir quién eres y para qué viniste a este mundo… ya lo decía Mark Twain:
“Los días más importantes de nuestra vida son dos: uno el día que naces y el otro el día que descubres para qué.”
Proximo martes…
¿Por qué busco encontrar la Verdad en todo?
Hay historias que nos cautivan, parte porque nos revelan una visión diferente de lo que estoy acostumbrado y ya no me asombra… el siguiente es un reto que me hizo un gran amigo y que ha sido un enorme desafío... espero sea un regalo para ti.
EL PUNTO a la i
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